Cuestión de principios, cuestión de humanidad
Mictlán.- Las tortillas, así como rezan los comerciales, son pilar de la cultura. Nuestra ingesta diaria incluiría minimo una tortilla, lo dice la biblia, lo dice la ciencia. La raza mexa vive en todos lados pero todos recuerdan su sentido más puro al ser cuando un taco atraviesa sus paladares. Por eso, bajo decisión unánime, el Gobierno preservará esta tradición.
En conferencia urgente con Jesusa Rodríguez, representante del maíz en la tierra, todos los mexicanos deberán aprender a calentar tortillas en la lumbre. Sin comal. Sin espatula. Ningún intermediarios más que la misma mano santa que nos da comer.
Aquellos ciudadanos que no tomen estas órdenes, serán omitidos de cualquier registro histórico. Sin importar de dónde se venga ni los logros que se hayan reunido, hay una deuda invaluable con nuestro cosmos. Alrededor del continente americano, se producen más de 5 billones de estos productos, suena mucho pero es la realidad alimenticia.
A las reglas vendrán sus excepciones. Ingredientes del trigo, harina y arroz podrán hacer cocción con sus respectivos comales. Los gendarmes artesanos, cocineras de quesadillas y gorditas, tendrán uso y permiso especial para la producción del alimento con sus respectivas parrillas. Para todos los demás, servidores del dios maíz, deberemos usar nuestras manos y pulirlas en la lumbre.
Manos de hombres, mujeres y niños serán puestas a prueba en uno de los desafíos que mejor nos involucran. Los artífices del mañana podrán voltear hasta seis tortillas simultáneamente. Las brasas de la orilla serán vistas como cicatrices de guerra. Una tortilla inflada será presagio de la buena cosecha. Las mazorcas sonreirán a dios en la tierra.