¡Diablos, señorita!
México.- Quizás ustedes ya no se acuerden porque esto sucedió hace casi dos años, pero en julio de 2017 se nos fue al cielo el pintor mexicano José Luis Cuevas, quien fue uno de los artistas más consagrados y representativos de México.
El caso es que, como todo personaje fallecido que dejó patrimonio, siempre hay polémica respecto a quién se queda con qué del fallecido. Y aquí la ganona fue su viuda, quien se quedó con toneladas de papel viejo que ya vendió al kilo.
Sólo que hay un pequeño detalle: esos papeles que se vendieron al kilo son en realidad una amplia colección de libros y joyas literarias que el pintor fue juntando en vida. Algunos de los títulos incluso tienen dedicatoria de los autores (y con lo caro que cuesta un autógrafo hoy en día).
Un usuario presumió en redes sociales que consiguió por 25 pesitos (ni lo de una caguama), un libro de Jorge Ibargüengoitia dedicado a José Luis Cuevas. Y la hija del pintor corroboró que la viuda fue a vender los libros por lote (que es casi igual que venderlos al kilo, aunque te dan dos pesos más por cada libro). Acá la trágica historia:
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Pero el mal ya está hecho, el pacto firmado, los lotes vendidos, la lana gastada, la viuda feliz, la hija enojada y los libreros vacíos. Aún no hemos reflexionado sobre la moraleja de este triste suceso. De cualquier modo, y sea cual sea el grado de malondez de tus seres cercanos, siempre hay que revisar bien lo que vas a vender y consultarlo con un especialista de El Precio de la Historia, para que por lo menos te den más lana. Ponte trucha.
