Hora de devolver la grandeza
La pasión y el éxtasis mexicano nos llevó a celebrar a la nación de Corea del Sur más allá de los límites memeros digitales. Después del triunfo de Corea sobre el antiguo ex-campeón ario Alemania, cientos de fanáticos cargaron al Embajador de Corea en México (y a diversas persons de rasgos orientales que podían ser chinos o nipones) y le invitaron varios tequilas para disfrutar el volver a nacer mexicano.
Si bien la Selección Mexicana hizo una actuación magistral en dos partidos, el tercero casi nos regresa a casa. Esta redacción, y gran parte de la población mexa, no imaginaba que el David coreano arremetería 2 a 0 y cortaría la cabeza de de Goliath. El gesto fue agradecido más allá de que no fuera con esa intención y la fiesta nacional no ha parado.
Dentro del mame la atención mexicana se ha centrado en una noticia de los días previos que resonó en algunas salas del mundiañ: la joven tragedia de Heung-Min Son, la estrella surcoreana que debe responder a las obligaciones de su país y realizar el servicio militar.
Heung-Min Son debe cumplir con un servicio de dos años, antes de los 28, que interrumpiría su contrato profesional con el club de Tottenham. Las únicas opciones que tenía, que están fuera del margen de este universo, eran pasando a octavos de final u obteniendo la copa de oro en los Juegos Asiáticos. De no hacerlo terminará en la cárcel.
El siguiente video es después del partido contra México
La afición mexicana comenzó a armar peticiones para que Corea del Sur perdone a Heung-Min Son, y a la Selección en general, y puedan continuar con sus sueños futbolísticos.
También se armaron peticiones en Change.org como esta de aquí.
Si bien las peticiones están dirigidos a la Embajada de Corea y no hay certeza más que la de cumplir con su deber, la afición mexicana cree que los agradecimientos a Corea son indescriptibles y de buena fe. Esta redacción quiere corresponder a la Selección y la buena vibra que otorgó ese momento del grupo F, fue un gran día lleno de emociones y sin ellos, y a nuestra bonita selección, nunca habría sido posible. Gracias, Corea del Sur.