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Dénle la nacionalidad: Así le fue al árbitro del México vs. Honduras en su vuelo de regreso

De haber sabido mejor se devolvía en burro

Espacio Aéreo con Turbulencias.- El árbitro que pitó el México vs Honduras tomó el vuelo de regreso a su natal El Salvador sin sospechar que el vuelo iría llenó de hondureños, y pues así le fue.

Y es que lo sucedido en el partido de regreso de los Cuartos de Final de la Nations League entre la Selección Mexicana y la de Honduras sigue (y seguirá) dando de qué hablar, pues el silbante del encuentro parece que sí tenia ganas de que nuestro país fuera a la Copa (Sud)América a cualquier costo.

Y es que el referee Iván Bartón, originario de el Salvador, además de repetir el penal del “Chino” Huerta hasta que lo metiera, agregó lo que quiso en el tiempo regular como para permitir que México metiera el gol que pudiera empatar el global, en lo que debe ser una de las cosas más cínicas vistas desde el pasado Mundial realizado entre arenas movedizas y gente que no sabía ni qué estaba pasando.

Este árbitro tuvo el vuelo más largo de su vida

Fue así que para mala fortuna del salvadoreño, en el vuelo de regreso a su país se topó con muchos aficionados catrachos que le externaron su molestia ante el desastroso actuar en el partido.

“Queremos felicitar a Iván Barton por el regalo dado a México. ¡Bravo, Barton, delincuente!”, se escucha decir a un pasajero dentro del avión al toparse con el infamoso árbitro.

Y así los gritos siguen uno a uno, mientras se observa a Barton metido en su celular rogando en silencio que en ese vuelo sí vaya un policía aéreo encubierto.

Nomás para poner en contexto la vergonzosa situación, es como si los mexicanos al escuchar las quejas de los hondureños les dijéramos que “están ardidos” por perder, en lugar de tener una pizca de dignidad y mejor quedarse callados. Digo, por lo que algunos hacen cuando les regalan torneos y creen que por exhibirlos es por estar “dolidos”.

Y por si no lo viste: Liverpool canceló la mesa de regalos de la influencer Kimberly y ni ella sabe por qué.

Adolfo Santino