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“Ya ni se han de acordar”: Te decimos qué pasa si le debes a Coppel desde hace 10 años

“¿Me pueden meter a la cárcel?”

Colina Crediticia.- Una de las preguntas más comunes de las personas es “¿qué pasa si le debo a Coppel o Elektra y nomás nunca le pago?”, bueno pues además del cinismo de quien se hace la interrogante, está auténticamente una duda legal sobre qué le va a pasar a ese adeudo.

Y bueno, pues el departamento legal de tu Tío El Deforma te ayudará a aclararte algunos puntos de esas deudas que se quedan “volando” y que la gente vive con la esperanza de que un día nomás “desaparezcan”.

Los de Coppel son como los alemanes: jamás olvidan

Comencemos diciendo que las deudas no “desaparecen”, sino todo lo contrario, pues un monto que no se paga genera todo tipo de intereses y gastos de cobranza que se acumulan a la deuda principal, y que el acreedor (a quien le deben) tiene derecho a cobrarte.

Habiendo explicado eso, es importante mencionar que desde la Constitución de 1917, está prohibido meter a nadie a prisión por deudas de carácter mercantil y civil (sí, antes de ese año, no pagar un pagaré sí era motivo para refundir a alguien en la cárcel). Esto no aplica a fraudes o cualquier otro tipo de delito donde haya una afectación patrimonial ya que son de carácter penal.

Ahora bien, estas deudas con Coppel una vez que ellos vean que nomás no les abres la puerta, la van a clasificar como “incobrables”, sin que eso implique que siga aumentando por los intereses, y es muy posible que “vendan” la deuda a despachos de cobranza que te ofrecerán “convenios de pago”, además que se creará el registro negativo en el Buró de Crédito, y la próxima vez que pidas una tarjeta en Liverpool, pues esa será la razón por la que te la negarán.

Y ahora sí, la parte donde “desaparece” la deuda en el “Buró”, éstas sn borradas en 1, 2, 4 o 6 años según el monto de la deuda, aunque los despachos de cobranza te molestarán per secuale seculorum.

Para estar al día: Laura Pausini agradeció a sus padres por haber “hecho el amor” para que ella naciera.

Adolfo Santino