Después de un breve intercambio de ideas, la esposa sin visita conyugal se le deja ir a las cachetadas a la otra chica, hasta que la deja tirada en el suelo luego de la doble tunda que le tocó ese día.
Quién dice que en la cárcel los prisioneros la pasan mal
“A mí no me pongas una mano porque te rompo toda, ¿me escuchaste? Tres nenes tengo. ¿No te alcanzó encamarte con uno, te tenías que encamar con todos”, se escucha decir y no sabemos si el prisonero se asomó por la ventana para ver los hechos ajenos a él.
Todo esto nos hico recordar a un capítulo de Garfield, aunque con menos quema de calorías y menos gente desgreñada: