“El problema no es que los mexicanos sean históricamente horribles jugando a la pelota. El problema es que se creen buenos, y que están capacitados para sentarse a la mesa de los equipos de Sudamérica. No existen. Que agradezcan que compiten contra islas del caribe”, añadió el sujeto cuyos ancestros no fueron queridos en la bota itálica y llegaron a Sudamérica con un extraño ego que no se justifica con el tipo cambiario.
Y para cerrar la nota, un acercamiento al bello rostro del individuo que ya hizo un censo de México actualizado al año 2192, y de quien sospechamos por la mandíbula prominente que ha de ser muy bueno en las “cascaritas”.