Pizarrón con rayones.- Una pintura del artista Joan Miró ((1893-1983) fue vendida sin que nadie supiera que se trataba justamente de una obra del pintor, y solo hay una explicación: arte posmoderno.
La obra que no tenía “nombre” fue vendida por un monto de poco más de 400 mil euros, y no fue sino hasta después de la subasta que se supo que pertenecía al extinto pintor sin que nadie supiera que era parte de su legado.
“Ya no hay en el mercado ninguna pintura de Miró de 1926”, había dicho Irenée Brum, experta en la obra del pintor quien ahora tendrá que escribir eso para comérselo con algún gravy.
La tela pertenecía a la familia Belime desde hace casi 100 años, y ahora que ha fallecido Bernadette Belime, último miembro del clan que se niega a trabajar, su colección de arte ha sido puesta a la venta, incluyendo la obra que nadie sabía que existía.
La pintura tiene un fondo azul y una figura onírica en amarillo, además de vivos en rojo y negro, y difícilmente podría ser imitada por un niño de preescolar, o alguien con bonita letra.
El cuadro “extremadamente raro” fue adjudicado por dicha familia en 1926, sin que supieran en su momento lo que estaban comprando (ni lo que estaban vendiendo) pues se trataba de una obra del período “surrealista” del artista español, de la cual ni siquiera la “Sucesión Miró” (asociación fundada por los herederos del artista para administrar los derechos de sus obras) tenía registrada la obra entre su catálogo oficial, y que ahora fue vendida por una “ganga”.
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