“Lo mío es de los dos”, ¿o cómo era?
Cueva de la nueva soltería.- Una mujer abandonó a su pareja justo después de haber ganado la lotería volviendo así realidad el chiste que contaban los boomers.
Esto tuvo lugar en algún lugar de Inglaterra, cuando Laura Hoyle de 40 años abandonó a Kirk Stevens de 39, después de haber ganado 3.6 millones de libras esterlina (como 80 millones de pesos, ahí nomás) en la Lotería Nacional del Reino Unido.
Lottery winner ‘dumped by his partner and cut off from £3,600,000 prize’
Instead, he’s now reeling after Laura Hoyle, 40 apparently ditched him, moved into a £500,000 new-build house and cut him off from the ‘allowance’ she was giving him from the jackpothttps://t.co/MZgOxRh7ob pic.twitter.com/1kKxsophKS
— North Yorkshire's GOLDEN OLDIES RADIO Station – (@RichmondRadio) August 28, 2022
Nada mejor para acabar con el “amor” que uno de los dos se gane la lotería
Pero el problema se hace aún más grave, ya que el premio originalmente había sido entregado a ambos, peor como ella había comprado el boleto ganador con su tarjeta, pues pudo demostrar legalmente que “era solo de ella”.
“Teníamos planes para el futuro. Íbamos a comprar propiedades juntos y construir un imperio”, se lamenta Kirk luego de escuchar la rolita “Y se marchó…”.
Laura Hoyle won a life-changing National Lottery Set for Life jackpot in March last year and things looked up for her and partner Kirk Stevens.https://t.co/G2UsHSe9vv
— The Daily Record (@Daily_Record) August 26, 2022
Lo peor de todo, es que ambos tenían un acuerdo por el que vivían en casa de él sin que ella pagara más que un boleto de lotería cada semana por si un día pasaba lo que pasó, y ni así se tocó el corazón para decirle adiós a su “media naranja”.
“Incluso quiere a nuestros dos perros”, agregó con tristeza Kirk quien no está teniendo el mejor año de su vida.
Y por si tuvieron la suerte de nunca oír el chiste que siempre contaban los tíos, este iba más o menos así:
-Amor, ganamos la lotería, ¡empaca tus cosas!
-¿A dónde vamos, amor?
-Tú no sé, pero yo a darle la vuelta al mundo.
Sí, así de patética era esa generación que todavía alcanzó a jubilarse y compraban terrenos a precios de nada.