Tablón de la cena nutritiva.- Un humilde trabajador estuvo ahorrando por años para poder pagarle los implantes de senos que tanto quería su mujer, hasta que lo logró.
Sidney es un obrero en Sao Paulo en Brasil, quien cuenta que su mujer Amanda llevaba años queriendo hacerse dicha intervención estética, pero como son una familia sin muchos recursos y con tres hijos, no les era posible.
“Me miré en el espejo y vi que estaba perdiendo mi figura femenina. Quería recuperar mi autoestima. Incluso pesaba 100 kilogramos y él me dijo que era hermosa. Dije que no. Un día, él quiso operarse, animado por mi cuñada, su hermana. Pero fui tras los preciosas y vi que era una realidad muy lejana”, relata Amanda, quien tenía muy claras sus metas.
Así que él se dio a la tarde ahorrar metiendo monedas en un garrafón de agua hasta llegar a la cantidad necesaria para darle el gusto a su mujer (y de paso a él mismo, para qué nos hacemos).
“En todos mis proyectos profesionales me apoya. Cuando tienes un sueño, te enfocas”, explicó Sidney luego de romper el cochinito, o el garrafoncito.
Después de varios años de estar juntando monedas, Sidney descubrió que ya tenía 20 mil reales (como 4 mil dólares por si les gusta cotizar con centenarios) que era suficiente para la operación de su mujer.
“Vi que ella estaba conmigo en cualquier situación. Es una súper compañera, es una amiga. En todos mis proyectos profesionales me apoya. Cuando tienes un sueño, te enfocas. Y yo quería verla feliz”, explica el sujeto listo para atascarse.
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