Stonewall.- La historia nos ha demostrado que lo único más peligroso que una drag queen enojada es un grupo de integrantes de la LGBT+ defendiendo a uno de los suyos. Bien decía la activista Sylvia Rivera que: “Ni el infierno tiene la furia de una drag queen despreciada”. Y las drag queens mexicanas demostraron que tiene razón al comenzar una guerra por unas pelucas robadas en un Uber.
Los hechos comenzaron cuando la artista del drag Deseos Fab denunció el robo de dos pelucas que envío a través del servicio de paquetería de Uber el pasado 27 de febrero. Y ustedes dirán, ¿quién querría robarse una peluca? Pues cualquiera que haya visto RuPaul’s Drag Race sabe que una buena peluca sale cara y son herramientas de trabajo para las drag queens. En este caso, las pelucas valían 8 mil pesos.
Las pelucas nunca llegaron a su destino y se dio por finalizado el viaje. Al intentar contactar a la conductora a través de la plataforma, aparecía un número de teléfono que aparentemente pertenecía a alguien más. Específicamente, una morra de 12 años con una mamá muy enojada.
Uber guardó silencio durante todo este asunto y hasta bloqueó a Deseos Fab, pero el drama escaló cuando se involucró “la Grupa“. La famosa página de memes le dio seguimiento a la denuncia de Deseos Fab y convirtieron el asunto en trending topic
, exponiendo a la conductora. Ahora sí que, como dice el poema: “Volveré, seré millones y me llamarán la Grupa”.Así como Marsha P. Johnson lanzó la primera piedra en los disturbios de Stonewall, “la Grupa” lanzó el hashtag #UberEncubreRateros que rápidamente se volvió tendencia. La exposición del caso hizo que salieran a la luz más denuncias hacia la conductora por haber robado productos en esa misma modalidad que después revendía en Facebook, y hasta mostraron evidencias.
Por su parte, la implicada señaló que demandaría a Deseos Fab por difamación y que si quería sus pelucas podría acudir a recogerlas a la Fiscalía. Entonces, ¿las tiene con ella o no? ¿Qué hace con las pelucas en la Fiscalía mientras pone la denuncia? Mucho misterio.
A muchos usuarios les sorprendió la falta de respuesta, pues Uber es de esas compañías que se precian de ser incluyentes. Durante el mes del orgullo es común que le pongan colores arcoíris al caminito que dejan sus automóviles. Entonces, ¿qué va a hacer? ¿Ignorar a la comunidad despelucada o seguir guardando silencio? La moneda, o mejor dicho la peluca, está en el aire.
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