Las palabras le llegaron como epifanía
Universidad Anahuac.- Jaqueline Martos no la ha pasado bien los últimos meses. El tiempo en cuarentena y las constantes malas noticias le han quitado el apetito, el sueño e incluso el ánimo. A pesar del apoyo de su familia y amigos, ha decidido hacer todo lo posible en sus manos. Ese día en terapia habló de sus problemas y preocupaciones. Tenía depresión. Por primera vez en mucho tiempo se sintió más ligera. Pero nada de esto importaría, porque esa misma tarde vería a Santi, uno de sus amigos.
Luego de verse en un café y compartir sus queberes y deberes, Jaqueline compartió lo que sería uno de los periodos más complicados de su vida. Ni siquiera pudo concluir el dolor de su relato cuando la mano de su caucásico amigo tocó la suya. Levantó la mirada y encontró una sonrisa genuina mirándola, con algo d e condescendencia.
– Jackie… échale ganas.
El casi susurro de esas palabras resonaron en su interior. No podía creerlo, pasó lo más importante y estuvo siempre frente a sus ojos. Solo necesitaba echarle ganas. Como final de la película del Grinch, una luz invadió el interior de la chica, su corazón lentamente herido empezó a unir sus grietas. Echarle ganas: dos palabras, 5 sílabas, 12 letras y un sentimiento. La alegría la hizo levitar. Ya no había depresión en su sonrisa.
Su amigo empezó a llorar al ver la transformación. Siempre creí en ti le dijo tomando sus manos. En Jackie despertó la mujer feliz que en ella dormía. Se sintió torpe por no haberse dado cuenta, pero se perdonó a sí misma diciendo Ohm en señal de paz. Para abrirse a las maravillas e la vida solo necesitaba un poco de seguridad… y una estabilidad económica superior al 80% de la población local.
Ya no había límites para estos complices de la liberación humana. Tomaron maletas y emprendieron el viaje de su vida a Marruecos. Ellos dijeron que sí a la vida, ¿y tú para cuándo?