Perdón, no veo la mentira
Fondita.- Noticia vieja, más que Internet Explorer. Un post adquirió la consagrada categoría de viral y se llevó las guirnaldas al facepalm mexicano del momento. Lavar la licuadora sin desarmarla. Es natural tener miedo a las filosas aspas pero no es como que limpies el envase sin hacerlo a cada una de sus partes. ¿Verdad? Oh no, aquí vamos de nuevo.
En investigaciones realizadas por el Instituto de Pensamientos Rápidos Mientras Estoy Redactando, 2 de cada 10 mexicanos sufre accidentes por querer ahorrarse la tediosa tarea de desarmar una licuadora. Los resultados, igual que los gringos que cortan aguacates, son bastante desastrozos, por no decir vergonzosos.
Más de cinco mil manos al año sufren los percances de la gente inexperta. Manos atoradas en frascos de mayonesa. Dedos lastimados por un inclemente aguacate. El incremento de casos va al alza. Una preocupación generalizada por lavar la licuadora sin desarmar despertó una pregunta mucho más profunda por parte de estos incautos.
¿Qué acaso se desarma la licuadora? Ese solo cuestionamiento puso en alerta a las miles de bacterias que viven en las fisuras donde no llega la fibra. Miles de ácaros y solitarias emprenderán el ataque de verse amenazados. La guerra volverá a comenzar mientras el mundo descubre a su mejor aliado: el jabón. Bueno, era hacer las cosas bien.
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