Reyno de Hispania.- Don Diego de Mendoça y Badajoz, ilustrísimo fifí de la Baja Edad Media, avecindado en uno de los feudos de la Hispania de don Alfonso XI, logró terminar con la temible Peste Negra que aquejaba al viejo mundo desde hace ya muchas décadas. ¿Su secreto? Cantar la del Cielito Lindo.
Luego de que las autoridades españolas pidieran a la nobleza no salir de sus casas, y a los pobres se les recomendara morir en lugares no tan concurridos, don Diego de Mendoça y Badajoz tuvo la magnífica idea de combatir a la Peste Negra con la poderosísima canción del Cielito Lindo.
Más o menos al medio día, varios vecinos de este señor escucharon el clásico “ay, ay, ayay, canta e no llores, porque cantando se alegran, cielito lindo, los coraçones”. Su voz resonó en todo el feudo y en los reinos contiguos.
A los pocos minutos, otros nobles caballeros y señores de la Corte se unieron al coro del Cielito Lindo, de manera que la macabra peste negra comenzó a emblanquecerse hasta convertirse en una nube nítida e inofensiva.
Aunque la peste negra mató a cincuenta millones de personas, gracias a la canción del Cielito Lindo pudo detenerse esta masacre; asimismo, los sobrevivientes dejaron la cuarentena y pudieron salir de nuevo a las calles sin temor de ser contagiados.
“Hostia, que la peste nos estaba tocando las narices, tío, jolines, que nos has pillao en la jarana estas bacterias, que fue una peste que te cagas, joer, pero que ya podemos volver a la farra, Merche…”, concluyó don Diego de Mendoça y Badajoz mientras salía al Oxxo por un whisky para celebrar.
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