El coronavirus se ha llevado a los mejores de nosotros (excepto por Esteban Arce). De entre los sobrevivientes, la sociedad ha dependido firmemente de los oficios más que de las profesiones. Curanderos por médicos, albañiles por ingenieros, bufones por policías. Carreras y trabajos que antes se pensaban indispensables funcionan peor que un cero a la izquierda.
Una vez que las ciencias sociales murieron, también todos los que quisieron hacerse la vida fácil estudiando comunicación.
Influencers: el último eslabón que perderemos
Miles de creadores de contenido, al igual que nosotros, se sirven de vivir de su público conocedor. Sin ellos, el circo deberá cerrar. Muchos lo intentaron con Tik-Tok pero pocos pudieron adaptarse. Otros miles consiguieron un trabajo que se alejara de las computadoras. Tiempos de paz les llamaron. El ruido se había ido y ahora el silencio nos volvía a pertenecer.
Pero ahora, sin ruido, ¿habrá que escucharnos a nosotros? Esto es lo que nos habían advertido.