México.- El Instituto de Contar Personas (INEGI) reveló que millones de mexicanos que se habían propuesto una rigurosa dieta en este 2020 ya se han comido más de cincuenta panes sólo en el mes de enero.
Analistas y panaderos aseguran que la adicción por los panes no se cura con buenos propósitos y grandes expectativas, ya que “vale más la pena comerse un delicioso pancito que bajar la pancita”, aseveró un experto.
En consecuencia, gran parte de la población mexicana ha confesado que se come de dos a tres panes de dulce en sólo un día; y, que a pesar de haberse jurado a sí mismos acabar con esta fuerte adicción, el sabor de un rico chocolatín es más fuerte que ellos.
“No me pidan cosas imposibles: puedo renunciar a ver el celular cada cinco minutos, puedo dejar de beber alcohol, incluso si me lo piden puedo renunciar a beber agua, pero no me quitan el pan, no sean gachos”, aseveró un chavorruco
de 35 años luego de salir de su consulta con el nutriólogo.Debido a estas alarmantes cifras, los mexicanos adictos al pan han aclarado que los propósitos del año nuevo “nomás son un decir, y un mero impulso de tener buenas intenciones, pero no es neta”, por lo que pidieron que se les respete su derecho a comer pancito de dulce y que no se les juzgue por ello.
“O sea, sí es muy dañino para mi organismo comer tanto pan, pero no puedo evitarlo, y quiero gritar: sabroso pancito que Dios me ha mandado nomás para mí”, lamentó otro chavorruco mientras se comía una dona de moka.
Seguiremos informando, hasta que el pan sea un derecho godín como el café o las de recursos humanos.
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