Meméxico.- Pocos lo recuerdan, pero hace muchos años un cerillo del supermercado tenía que ser niño, a diferencia de hoy en día que tienen que ser viejitos. Y es que las personas tienen que aprender que los años no pasan en vano, pues ni los cerillos pueden ser jóvenes para siempre.
Así lo demostró un estudio realizado por un investigador de El Deforma, quien descubrió que los cerillos viejitos del super, son los mismos niños que trabajan ahí hace años, lo que demuestra que el tiempo transcurre igual en cualquier profesión.
Y como lo único que nos interesa en este medio es que estés bien informando, aquí te traemos el ciclo de vida de un cerillo del super. Utilizando como ejemplo el caso de Francisco “M”, uno de los cerillos más emblemáticos en la historia de los supermercados.
Comencemos.
A los 13 años de edad, los papás de Francisco “M” le dijeron que tenía que aprender a ganarse la vida, y lo obligaron a buscar trabajo. Fue así como consiguió un empleo como cerillo en el supermercado más cercano a su casa.
La primera semana de trabajo, Francisco “M” tuvo un enfrentamiento con una señora que lo regañó por tardarse mucho en empacar sus productos. Así como otra persona que se quejó porque nuestro cerillo puso en la misma bolsa (cuando había bolsas) las pechugas de pollo y unos condones.
Al tercer mes en su nueva vida como cerillo, nuestro protagonista se enamora perdidamente de una cajera que se llama Rosita, con quien siempre pedía trabajar. No obstante, Rosita dejaría su trabajo meses más tarde para irse de mojada a Estados Unidos.
Ya con cuatro años de experiencia, Francisco “M” se convierte en el cerillo más cotizado del supermercado. Las cajeras siempre se pelean por él pues es el más rápido para empacar productos. Pero Francisco sólo quiere estar en la caja número cinco, en donde estaba su Rosita.
Después, Francisco “N” se sentirá confiado por el respeto que se ha ganado en el supermercado, por lo que se le hace fácil tomar un gansito
prestado. Sin embargo, las cámaras lo graban y se lo descuentan de su sueldo, cuatro veces más de lo que costaba el pastelito.Amargado con la vida y sus compañeros, Francisco “M” comienza a decirle a los cerillos de nuevo ingreso: “Tú que vas a saber de música chamaco pende*o”. Mientras en su cabeza asegura que Pink Floyd es la mejor banda del mundo.
Cansado pero con la cabeza en alto, Francisco “M” recuerda su primera semana de trabajo, cuando era muy lento para empacar los productos. Pues ahora sin bolsas de plástico siente de nueva cuenta que se quedará sin empleo.
Y así fue el ciclo vida de los cerillos en los supermercados de México. Seguiremos informando hasta que vivamos en un país en donde los niños y los viejitos no tengan que trabajar.
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CLONADAMENTE CIERTO
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