A un lado, astronautas y bomberos: Los niños de ahora quieren ser influencer de grandes

¿Qué vas a ser cuando seas grande? ¿Estrella de rock, influencer, presidente de la nación?

La posmodernidad – El futuro es ahora y es francamente horrible. Más allá del inminente ecocidio y el drama de las pensiones, el futuro pinta cada vez más oscuro. Como prueba está este estudio que dice que influencer es la tercera respuesta más común de los niños frente a la pregunta “¿Qué quieres ser de grande?”

Todas esas horas que los papás abandonaron a sus hijos frente a la tablet viendo los Polinesios regresaron por venganza. Mientras que a nosotros los millennials nos dejaban frente a MTV y ahora tenemos a toda una generación de tristes personas con guitarras que solo saben tocar Wonderwall, los jóvenes del futuro vivirán con aspiraciones de monetizar sus canales de YouTube 2.

Así que adiós sueños de ser astronautas, bomberos o reporteros. Por suerte, no todo está perdido. El primer lugar en cuanto aspiraciones de carrera es profesor. El 29% de las niñas quieren ser maestras afiliadas al SNTE o al CNTE y bloquear Paseo de la Reforma cuando algo no les parezca. Bien por ellas.

Mientras tanto los niños, siempre unos salvajes, atentan contra el futuro de la humanidad con un 22% de ellos queriendo ser futbolistas famosos. Frente a ellos, el número de niños, niñas y niñes que quieren ser influencers alcanza apenas el 9%. Uno de cada 10 niños no suena a tanto. Se nos van más por la mona y la desesperanza típica de México, seguramente.

¿Es este el fin?

Afortunadamente también, nadie cumple sus sueños de niño. Yo, por ejemplo, estaría allá afuera tomando fotografías para National Geographic y en cambio estoy aquí en un escritorio escribiendo para El Deforma, lo cual es básicamente el opuesto exacto. No es queja, eh. Saludos a mi editor. Sólo es para decirles que no se asusten: Hay esperanza.

O sea, el planeta sí se va a ir por el caño y no vamos a tener pensión, así que no hay TANTA esperanza. Pero para los niños y sus carreras sí la hay. ¿O no? ¿O sí?