Un grande
México.- Si te tocó crecer en la década de los noventa, seguro sabes que la felicidad no tiene forma de Fortnite ni está en una pantalla, sino que es una columna de pequeños círculos de plástico llamados “tazos”. El reto era tomar tu tazo más duro, ese que ya tenía callo, para estamparlo contra los tazos de los demás, darles vuelta y volverte el Rey de tu escuela.
Pues detrás de ese invento que marcó tu infancia, está Pedro Padierna, quien hasta el año pasado trabajó en PepsiCo. Un reportero australiano de la revista Vice, igual de obsesionado con los tazos que cualquier chavocurro mexa, se dio a la tarea de encontrar a este héroe sin capa.
Era 1994 cuando Pedro ocupaba el puesto de vicepresidente de marketing de Sabritas. Junto a su compañero, Fabián Paz, se le ocurrió rescatar las colecciones de estampitas deportivas (al estilo Panini) que tanto le gustaban.
Fue entonces cuando Fabián se enteró de los POG, una serie de tapas coleccionables de una empresa de bebidas que habían adquirido fama durante la década de los 30 en Hawaii. Estos POG se volvieron la sensación entre miles de morritos que los usaban a la hora del recreo para intercambiarlos o darles vuelta y clavárselos todos (justo como nosotros).
Durante los 90, uno de los ejecutivos de la compañía de bebidas llevó su producto a una exposición en Estados Unidos, en donde Fabián y Pedro hicieron un trato para trasladarlo a México. Luego de una buena pensada, le cambiaron el nombre a “tazo”, pues era una una referencia al “taconazo”, otro juego de recreo de antaño. Además, consiguieron la licencia de los Tiny Toons, personajes idóneos para gustar tanto a chavitos como a chavitas.
Los tazos fueron lanzados en 1995 y resultaron ser un éxito avasallador. Padierna atribuye su éxito a que son un juego interactivo en el que todos participaban. Tal fue su fama, que la idea fue exportada a otros países y la tazofobia se extendió por todo el mundo.
Aunque Pedro Padierna dice que su vida tiene más fracasos que éxitos, sin duda los tazos marcaron a varias generaciones y su poder todavía se puede ver. Así que ya lo sabes, la próxima vez que pienses en los tazos, voltea al cielo y agradécele a Padierna, en donde quiera que esté. Seguramente está en su casa.