El Taller de Santa.- Diversos medios han reportado la noticia sobre un hombre que cometió decenas de delitos por toda la ciudad con tal de conseguir la figura de acción que su hijo le pidió a Santa. El desesperado padre tuvo que sucumbir a la violencia para zafarse de la mayoría de las situaciones que vivió.
Entre los delitos que se han declarado está el robo de identidad, hacerse pasar por un oficial de policía, amenaza de bomba, acoso a un menor de edad, entre otros.
Reportes indican que esta desventura navideña comenzó cuando Liz L. le dijo a su esposo que le tocaba comprar el regalo que su hijo, Jaime, le había pedido a Santa. Una figura de acción de un personaje que parece Max Steel en traje de Iron Man y al parecer está de moda.
Pero aplicando la milenaria técnica de los mexicanos, Howard L., que es un adicto al trabajo, dejó todo para el último día y los muñecos ya estaban agotados. Visitó decenas de jugueterías y muchos centros comerciales, donde empujó y golpeó a varios padres, llegando al punto de meterse a una alberca de pelota para agredir a una menor de edad.
Incluso comenzó una enemistad con un cartero que quería regalarle un Turboman también a su hijo. Fue aquí que los verdaderos problemas comenzaron para Howard.
La policía local reportó que Howard inició una pelea en una bodega de juguetes operada por adultos disfrazados de Santa y para escapar de la policía, el muy vivo se hizo pasar por un oficial con una placa de juguete.
Más tarde, la policía logró dar con el padre en una estación de radio que regalaría el muñeco. Fue entonces que el cartero, que también estaba ahí, amenazó con un paquete alegando que era una bomba.
Al huir de la escena resultó que el paquete sí era un explosivo pero afortunadamente el jefe de policía y su unidad salieron ilesos.
Lo que no sabía Howard, era que mientras él andaba por la ciudad matándose por encontrar el regalo que haría feliz a su hijo, su vecino le andaba pedaleando la bicicleta. Afortunadamente, Liz es una mujer hecha y derecha y mandó a volar a Teodoro, hasta le aventó el café en la cara.
Después, durante el desfile navideño, Howard le robó la identidad al actor que interpretaba a Turboman para darle una edición especial de su figura de acción a su hijo (qué mañoso). Aquí fue que el malvado cartero raptó a Jaimito con tal de quedarse con el regalo prometido.
Afortunadamente todo esto no pasó a mayores, Jaimito fue salvado, el cartero arrestado y por sus actos heroicos, Howard quedó perdonado. Su hijo terminó regalándole su juguete a su captor porque descubrió que su papá era su verdadero héroe.
Esta historia sucedió en Minnesota en 1996 pero aún se recuerda como una gran historia navideña que nos enseña sobre el valor de la familia sobre el trabajo y que si tu papá quiere, sí puede ir a tu festival o a tu partido o regresar de la tienda con sus cigarros.
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