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Beatriz Müller se queda con el AMLO de cera y afirma que el de su casa es un impostor

“No como el que tengo en casa”, argumentó

La Cuarta República.- El mesías de los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, ha logrado llevarnos por el sendero de la cuarta transformación, en donde habrán más lugares para rendirle adoración que iglesias de San Judas Tadeo, como el Museo de Cera de la ciudad de México, en donde ya puedes admirar la figura del Huey Tlatoani pero con tratamientos de rejuvenecimiento y mucho más guapo.

Beatriz Müller no lo dudo y decidió cambiar de AMLO. “Nadie me puede juzgar, es como cuando cambias un celular viejo por uno nuevo”, dijo para el reportero de El Deforma. “Prefiero la figura de cera porque el Andrés que tengo en la casa ya no es el mismo de siempre, ahora él es la mafia del poder”, señaló.

Algunos expertos aseguraron que todo esto se trata de la versión de Andrés Manuel del Mazo, un experimento del nuevo gobierno para simbolizar la igualdad entre Morena y el PRI. “No queremos alarmar a nadie, pero no podemos negar que esa figura de cera tiene más parecido con Alfredo del Mazo Maza (nombre real) que con Amlibebé”, dijo John McKinsey, un científico anatómico especializado en los hombres de cabello blanco.

“En la vida tenemos que hacer lo que nos conviene, y para Beatriz la figura de cera de AMLO es una mejor opción que el AMLO real porque esta no trae pañal”, dijo un derechairo que aprovecha cualquier oportunidad para lanzar un chistorete en contra de Andrés Manuel. “Es una decisión que cualquier mujer tomaría en su lugar”, confirmó.

Pero a Müller no le importa la opinión de los demás y ha decidido seguir a delante con su nuevo amor, el cual está menos arrugado. “El mejor amor es el que sigue”, dijo la primera dama que se rehusa a ser llamada la primera dama. “Me encanta la cuarta transformación”, concluyó.

Beatriz ya está en los brazos del AMLO de cera.

Desde El Deforma esperamos que Beatriz Müller sea feliz con el nuevo AMLO y que los derechairos dejen de meterse en su vida amorosa, pues cada quien tiene derecho a enamorarse de lo que sea, hasta de una figura de cera.

Yisus

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