Porque más pronto cae un hablador
El Internet de la Estafa.- A veces los escándalos en redes sociales son tan grandes que necesitan de una segunda parte. Y sólo cuando son en verdad gigantescos merecen hasta una tercera parte. Justo eso fue lo que sucedió con un “vagabundo” de Filadelfia, Johnny Bobbitt Jr., quien ganó 400 mil dólares recolectados por Mark D’Amico y Kate McClure.
La primera parte de la historia ocurrió el año pasado, cuando ese vagabundo le dio sus últimos veinte dólares a Kate, una mujer que se había quedado sin gasolina y necesitaba cargar el tanque. La mujer difundió por redes sociales este generoso acto y organizó con Mark, su novio, una colecta para reunir una lana y ayudar así al vagabundo como agradecimiento.
La segunda parte de la historia fue cuando, los internautas conmovidos, aportaron una monedita o algún billete, todo de buena voluntad y buen corazón. El caso es que fue tan grande la colecta que reunieron 400 mil dólares (unos ocho millones de pesos) y se hizo un nuevo escándalo porque la mujer y su pareja se negaron a darle esa billetiza al vagabundo.
Pues resulta que (y aquí viene la tercera parte de la historia) todo resultó una farsa, un fraude, un engaño, una estafa, una vil mentira, tan vil como los “te amo” de tu ex, o hasta peor. Nunca existió un vagabundo, ni un acto de bondad, ni merghas. Resulta que todo fue planeado cuidadosamente para estafar a 14 mil personas, quienes fueron las que donaron todos esos dolarucos.
Cuando Kate y Mark se negaron a darle el dinero al vagabundo, éste los demandó. Durante el proceso de la demanda y la investigación pertinente descubrieron que en realidad todo fue una estrategia para estafar a ingenuos donantes de dólares.
Ahora Kate, Mark y el según vagabundo Johnny Bobbitt Jr. tendrán que enfrentar la justicia. Además, GoFundMe, la plataforma donde reunieron ese dinero, devolverá los 400 mil dólares a las 14 mil personas que apoyaron antes.
Así que ya lo saben, amiguitos, el que no tranza no avanza, como nos lo enseñó el PRI; pero aprendan a hacer sus malas mañas sin dejar ningún rastro, porque algo puede salir mal y se los pueden llevar al tambo. Pónganse truchas.