Un poema para ese poema llamado manteconcha
Panadería El Manantial.- Después de una intensa semana de trabajo reportando todo lo referente a las manteconchas y a sus otros panes compañeros, nuestros becarios tomaron un bien ganado descanso de diez minutos y se fueron a echar al pastito mientras reposaban del mal del puerco y pensaban en lo bella que puede ser la vida tras el éxito de las manteconchas.
Justo ahí le llegó la inspiración divina a uno de nuestros becarios y, sosteniendo una manteconcha con la mano derecha mientras la miraba fijamente, comenzó a balbucear algunas palabras que poco a poco fueron tomando la forma de un poema. Inmediatamente, otro becario sacó papel y lápiz y comenzó a anotar lo que su compañero fabulaba en pleno trance poético.
Y así es como surgió esta bella “Oda a la manteconcha” que merecidamente la compartimos con todos nuestros lectores. Provechito:
ODA A LA MANTECONCHA
De una clandestina unión
que tal vez no fue planeada
surgió la combinación
de concha con mantecada.
La manteconcha ha nacido
por deseos indecentes,
y sabe al fruto prohibido
de dos panes diferentes.
No hay flaco que no la pida,
ni gordo que no la aclame
pues la manteconcha es vida
y es reina del tren del mame.
Más que pan, es un poema,
es un híbrido glorioso
con superficie suprema
y con el cuerpo esponjoso.
Con un hambre familiar
y la barriga rechoncha
todos quieren elogiar
a la excelsa manteconcha.
La manteconcha es cultura,
es símbolo del progreso,
bandera de la gordura,
razón de subir de peso.
Unos cuantos charlatanes
la consideran atroz:
dicen que mezclar dos panes
es jugar a ser un Dios;
y, a pesar de tal sentencia,
este pan es el invento
donde mejor se evidencia
que en el país hay talento.
Las llantitas de mi panza
ningún gimnasio las poncha,
y la dieta no me alcanza
si voy tras la manteconcha.
Manteconcha: siempre seas
aplaudida y alabada,
sólo tú te balanceas
entre concha y mantecada.
Eres un pan de alto rango
que no perderá su brillo
aunque llegue algún chilango
a meterte en un bolillo.
Versos de @lufloro