Felicidades Richie, bendiciones
México.- Tras una larga jornada de insultos, desacreditaciones y fuertes declaraciones en contra de todo y a favor de nada, Ricardo Anaya regresó a su casa junto a su familia. Pero no por mucho tiempo, ya que el gusanito del “no me puedo estar quieto” invadió su corazón, por lo que decidió hacer algo con su vida.
Regresó alegremente con sus compañeros del PAN a los cuarteles principales del partido conservador para recibir su acostumbrado hueso político. Lo que no esperaba era encontrarse con la típica caja de cartón con su bonsai adentro y una carta de renuncia en espera de su firma.
Richie recibió un rotundo “lárgate de aquí, pelele, nos hiciste quedar como unos imbéciles”, por lo que solito fue, dejó su renuncia en Recursos Humanos y pasó de las oficinas panistas a las oficinas donde siempre reciben a todos sin importar el pasado, o el futuro: un cálido Call Center.
Anaya, o “El Lic” como ya le dicen sus compañeros de cubículo, va de lunes a viernes de 7 a 4, y sábados de 9 a 3, con una hora de comida, tiene seguro de gastos médicos y prestaciones de ley, su ingreso va de los 6,000 mensuales más comisión por venta.
“La política es una moda”, comentó en su perfil oficial de Twitter, mientras miles de perredistas lo destrozaron en la sección de comentarios diciendo que no es gripa, no se quita.