Ciudad Neza.- Fido González, mejor conocido como “El Babo” en los bajos mundos de la colonia Impulsora, es un reconocido perrito pug que en muchas ocasiones ha atemorizado a la localidad por sus violentas acciones, como robar el pollo de Doña Carmen a un pobre gato viudo que se pone a maullar por las noches.
Sin embargo, la última ocurrencia de Fido ha sorprendido a sus propios dueños, un grupo de cholos que se juntan en la esquina del Don y en ocasiones le dan algo de comer. Y es que el muy perro se tatuó un par de huellas de bebé humano en la espalda, alegando que siempre quiso un tatuaje y que le parecía que esas huellitas se iban a ver “bien finas”.
Lo triste fue que después de la sorpresa, los habitantes de la colonia se volcaron en burlas y cuchufletas en contra del pobre animal
, a quien tildaron de “naco” y reprocharon su mal gusto.“Siempre vi que los humanos se tatúan huellas de perros y creen que se ven bien, así que pensé que era una buena idea, nunca sospeché que el ser humano fuera así de vil y malvado“, comentó El Babo al Hermano Francisco, el párroco de la demarcación.
Actualmente Babo se refugia en una cueva de la cual sale, en ocasiones y bien tapado, a buscar algo de comida. Ahora reniega de la especie humana y asegura que su espíritu se rompió cuando vio que “hermanos y hermanas hacían la guerra, perdían los débiles, ganaban los malos, hembra y macho eran como perro y perra y un buen día todos me dieron de palos
“.Y todo por hacerse un mal tatuaje.
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