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Triste semblanza del PRD, desde que lo fundó Cárdenas hasta que lo enterró Anaya

Con 29 años se nos petateó el PRD

México.- Hace unos días, el PRD cumplió 29 añotes. La mayoría de los que presenciaron su fiesta de cumpleaños aseguran que no se trató de un aniversario, sino de un funeral. El maestro de ceremonias de esta triste despedida fue nada más y nada menos que el joven panista Ricardo Anaya. ¡Ja! ¡En tu cara, revolución democrática!

A pesar de los escalofríos que esta triste historia les puede producir, les vamos a contar, cuadro por cuadro, cómo el Partido de la Revolución Democrática nació, creció, ganó un par de cosas y murió. Aquí les va la verdadera semblanza:

1. El nacimiento. El nuevo y esperanzador partido nació un año después del fraude electoral de 1988 (cuyo nombre científico es “La caída del sistema”). El PRD vio la luz un 5 de mayo de 1989. Las primeras palabras del bebé fueron: “democracia ya, patria para todos”, lema que significa: “paren de mamar y ya no hagan más fraude”.

2. Genealogía. Según los genetistas politólogos, el ADN del PRD se constituyó de la entonces izquierda comunista mexicana (del extinto Partido Comunista Mexicano) y de los “chairos” del PRI de aquel tiempo. Esto significa que la dinastía del PRInosaurio tenía algunos izquierdosos revoltosos que emigraron al nuevo partido.

3. Los años duros. Durante el sexenio de Salinas y las elecciones intermedias, el sol azteca no brilló tanto como se esperaba. Los que se rifaban tiros en las elecciones siempre eran el PRI y el PAN, mientras que el joven partido aún no daba tanta batalla.

4. El primer raund. En 1994 fue la primera vez que el PRD compitió por la grande. El candidato fue, otra vez, Cuauhtémoc Cárdenas. A pesar de que ese año fue complicado para el PRI, la campaña de Cárdenas no pegó tanto, quedó en tercer lugar (el segundo lugar lo obtuvo el padrino de Anaya, Diego Fernández de Cevallos).

5. El primer triunfo. Los más jóvenes chilangos quizás no sepan, pero antes no existían los jefes de Gobierno, sino los regentes, y no los elegía la chilangada sino el mismísimo presi. Eso se acabó en los noventa, y en 1997 los chilangos pudieron votar para elegir a su gobernante. ¡Y pum! Ganó Cuauhtémoc Cárdenas.

Por cierto, en esa elección, el candidato del PRI fue Alfredo del Mazo González, el papá del señor de cera y gobernador del Edomex.

6. El nuevo PRI llamado PAN. La gente estaba harta del PRI, así que ganó el PAN. ¿Recuerdan a ese viejito enojón que siempre se pelea en los aviones y que teme por su pensión? Pues él fue el triunfador de la presidencia en el año 2000. Ah, Cuauhtémoc Cárdenas volvió a competir y volvió a perder: quedó en tercer lugar. “No hay pedo, le echo ganas”, concluyó el PRD y siguió jalando pa’ delante.

7. El peligro para México. Luego de que ya sabes quién fuera jefe de Gobierno de la ahora llamada CDMX, se lanzó por la contienda presidencial. Y ganó (¿ganó? “ganó”) el presidente que ahora le gusta mandar tuits cuando se le suben las copitas. El caso es que el PRD fue cuando obtuvo un mayor número de votos en la elección presidencial.

8. La fuerza amarilla. A pesar de todo, el PRD comenzó a tener mayor fuerza a nivel nacional. Ganó algunos estados, y en otros alcanzó la gubernatura en alianza con el PAN. Es decir, desde hace un par de años, el PAN y el PRD ya se daban sus besos a escondidas y salían a saborear el helado juntos.

9. El fin del mundo.

Cuando en el año 2012 se acabó el mundo, también se acabó el convenio de AMLO con el PRD. Luego de perder por segunda vez la presidencia, le dijo al partido: “áhi nos vidrios, me voy a fundar otro partido”, y el PRD se quedó solo. Para acabarla de amolar, también por esas fechas renunció Cuauhtémoc Cárdenas.

10. La ¿salvación? Fue cuando llegó un Ricardo Anaya con chaleco amarillo y le dijo al PRD: tú, yo, en alianza, no sé piénsalo. A ese momento de la vida del PRD se le conoce como: “te convertiste en aquello que juraste destruir”.

11. El día del entierro. Y así es como llegamos a nuestra época actual. Un joven panista se ofreció para sepultar al que un tiempo fue el sol de la Revolución Democrática. “Adiós, vaquero”, comentaron algunas personas que asistieron al entierro.

Lui

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Lui