Argentina.- Entre la vida real y un capítulo de los Simpsons existe una línea muy delgada. En esta ocasión observaremos a un oficinista que parece salido de los pobladores de Springfield, pues al enterarse de que la empresa en la que trabajaba no renovaría su contrato, decidió realizar lo primero que le vino en mente.
Tomaría años explicar la psicología envuelta en este caso y el estudio sobre qué fue lo que salió mal, sin embargo, permítanos explicarlo de la siguiente manera.
En la ciudad de Bariloche, un oficinista joven decidió que si él no iba a jugar entonces se llevaría su pelota, pero a nivel de “van a morir todos”, ya que cargó un bote de gasolina para derramarla en el piso de su ex chamba y con ello dejar caer el fuego de su furia para incendiar el edificio completo.
Después de tropezarse con su propia creación de maldad y fuego, este sujeto huyo por una ventana, mientras la gente estaba TAN asustada que les dio tiempo de grabar todo el tremendo oso que hizo.
Por suerte, y como todos los planes de la gente fúrica y estúpida, los bomberos llegaron al lugar apagando el fuego y revisando la zona. Nadie salió herido, únicamente la carrera profesional de este sujeto, pues fue aprehendido minutos después.
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CLONADAMENTE CIERTO
ENCHILADAMENTE REAL
DOLOROSAMENTE CIERTO
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