Te explicamos la metamorfosis que sufre un chilango cuando se muda a provincia
Desde “¿hay nubes en el cielo?” hasta “¿para cuándo la asada, carnal?”
Provincia.- Llega un momento en la vida de alguno que otro chilango en que la ciudad se convierte en un lugar insoportable, a tal punto que deciden emigrar a otro sitio “más tranquis”. Quizás porque allá encontraron mejor trabajo, o por estudios, o por aventura única y detergente, o porque su amor es de otra entidad federativa.
El hecho es que los chilangos que se mudan a provincia comienzan a tener un proceso de transformación. A esta metamorfosis se le conoce como “Deschilanguización” o “Desbolillización”. Aunque no todos los chilangos llegan a desbolillizarse por completo, el hecho de vivir en un lugar sin smog y con estrellas los dota de cualidades ajenas a su antigua viva cedemequisense.
Ahora veamos, pasito a pasito, cuáles son los principales cambios que un chilango tiene con el paso del tiempo cuando se va a vivir lejos de la concurrida Ciudad de las Quesadillas sin Queso. Anótele bien:
1. Al tercer día de haber llegado, ya quiere regresarse, porque su cuerpo extraña los empujones del metro.
2. Inicia un proceso de limpieza pulmonar y desintoxicación en su sistema respiratorio.
3. Se sorprende al ver unos puntos brillantes en el cielo cuando es de noche.
4. Al año de vivir en provincia, dice: “yo soy de la CDMX, pero ahora vivo aquí”.
5. Su dinero empieza a rendir más porque paga menos de renta.
6. Le brota inexplicablemente un sombrero.
7. Su sentido de las distancias cambia considerablemente, decir “está a media hora” ya significa “está muy lejos” y no “está muy cerca”.
8. De los pies se le desprenden los tenis y le crecen unos extraños zapatos.
9. Se da cuenta de que la vida es más barata allá y que puede sobrevivir sin necesidad de viajar en metro.
10. Descubre que puede comer alimentos sin meterlos en un bolillo. ¡Insólito!
11. A los tres años de vivir en provincia, dice: “yo era de la CDMX, pero ahora soy de aquí”.
12. Comienza su proceso de decantación acentual, es decir, que el acento cantadito típico del chilango se sustituye por el acento del lugar a donde llegó.
13. Olvida su pasito chilango (de sonidero de Tepito) cuando baila.
14. Traiciona su antigua identidad chilanga y alega que las quesadillas deben tener queso, forzosamente.
15. Siente mucho sueño desde las diez de la noche y su reloj biológico hace que a las seis de la mañana ya esté bien despierto.
16. Su cuerpo desarrolla una camisa a cuadros de manga larga.
17. Ahora sí, exclama: “¡sí señor, yo soy de rancho!”